Por: Clara Inés Chaves R (*)
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La democracia colombiana se ha debilitado cada vez más,
debido amuchas causas, siendo algunas de ellas, la crisis de los partidos
políticos que no responden al sentir y a las necesidades de los colombianos, a
la falta de credibilidad en el establecimiento, y a líderes deshonestos que
utilizan prácticas desinformativas para manipular a sus seguidores y debilitar
la institucionalidad democrática.
En la noticia titulada ¿HAY UNA BODEGUITA URIBISTA? que se
publicó en el diario El Espectador el pasado 12 de julio, señala que desde el
29 de agosto de 2019 hasta el 30 de junio de 2020, un total de 8.947 usuarios
posicionaron siete tendencias en Twitter en contra de la JEP.
Señala el artículo que se han analizado 35.751 datos
capturados en los últimos nueve meses, se pone al descubierto una campaña de
desinformación en Twitter que, usando montajes y afirmaciones distorsionadas,
intenta posicionar siete etiquetas y dominar la conversación alrededor de la
Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
La Justicia Especial para la Paz –JEP- desde su creación, ha
venido siendo el blanco de quienes han estado en contra de los acuerdos de paz,
en particular del Centro Democrático, partido que al parecer no solo
instiga a los funcionarios de la JEP,
sino que en cada legislatura intenta reformar este órgano que se creó dentro de
los acuerdos de paz y que implementa justicia para los delitos cometidos dentro
del conflicto armado por los actores del mismo.
Lo interesante de la noticia es que señala a integrantes de
este partido político como las personas que han venido difundiendo estas
noticias falsas de desprestigio de la JEP, violando al parecer los reglamentos
de Twitter, pues es en esta red, es en donde se posicionan los temas políticos.
La noticia señala que al revisar la lista de las siete
etiquetas, se descubrió que está encabezada por #ARomperLaJEP y #RompamosLaJEP
ambas iniciadas el 3 de marzo de 2020 y el 22 de febrero, respectivamente,
desde la cuenta de Jaime Arizabaleta, directivo del Centro Democrático en el
Valle del Cauca y excandidato al Concejo de Cali en 2015 por el mismo partido.
Ambas tendencias son variaciones del título de su columna, publicada en un
portal de opinión digital donde escriben otros alfiles del uribismo, como
Paloma Valencia y José Félix Lafaurie,
Otras dos tendencias fueron iniciadas también por tuiteros
uribistas (@ANIABELLO y @SANTAMARIAURIBE), y las dos restantes por cuentas
anónimas, una de ellas suspendida por Twitter (@ONGammishaddai) y la otra
difunde teorías conspirativas sobre el COVID-19 (@williamunar5).
Es lamentable que a pesar de las innumerables denuncias que
se leen y se escuchan por los distintos medios de comunicación sobre
violaciones a la legislación colombiana por parte de políticos nacionales, la
Fiscalía General de la Nación al parecer nunca puede terminar la investigación
y tampoco identifica al autor o autores intelectuales de los delitos que se
mencionan, si es que al proceso no se le vencen los términos.
La anterior situación, no solo debilita la democracia, la
justicia, la cohesión social, sino que se pierde más la confianza en los
líderes y en los partidos políticos que forman parte de la columna vertebral de
la democracia.
Acciones como las que se señalan en la noticia que mencioné
inicialmente, nos permite reflexionar e invitar a los colombianos a que
protejamos la democracia, a que tomemos conciencia de esta manipulación
perversa que ejercen estos políticos para debilitar la institucionalidad
democrática y los acuerdos de paz.
Lo anterior nos lleva a concluir que los acuerdos de paz y
sus órganos como es lo es la JEP, son convenientes para el desarrollo del país,
la equidad social, y para saldar deudas
históricas que tiene el Estado para con el campo y las víctimas en general;
pero que posiblemente no le convienen a unos pocos, porque perderían las
riquezas y las prebendas que lograron dentro del conflicto armado.
Esta clase de políticos no deben ser reelegidos, pues la
democracia se construye sobre la base del bien común y de elegir buenos
gobernantes que administren correctamente el erario público, el poder y que
respondan a las necesidades del conglomerado social respetando la legalidad y
la ética pública, y no acudiendo a prácticas ilegales como las que se mencionan
en la noticia del diario El Espectador.
En una democracia el voto debe ser libre y ejercerse
pensando en el bien común de la colectividad en general, por ello los
colombianos debemos ante el vacío que existe para entablar justicia en algunos
casos, dejar de votar por corruptos que empobrecen el país.
(*) Ex diplomática.
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