Por: Clara Inés Chaves R. (*)
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Simón Bolívar dijo: “un pueblo ciego que
elige siempre a sus verdugos causantes de su dolor y de sus miserias, tiene
derecho a morirse de hambre como unos malditos perros”. Es una reflexión que
sigue vigente, pues se asemeja a la dicha por el maestro Darío Echandía en el
siglo pasado, quien dijo que”cada pueblo tiene a los gobernantes que merece”. Estas reflexiones nos invitan a recapacitar
en estos tiempos difíciles sobre la necesidad de saber elegir nuestros
gobernantes y de no empeñar el voto a cambio de dinero, un almuerzo, unas
tejas, o cualquier otra prebenda.
Con las formas amañadas de las distintas
casas políticas del país vemos que el único que se ha perjudicado con su juego
sucio, es el pueblo colombiano. Debemos asumir la responsabilidad que
nosotros como ciudadanos tenemos frente a la democracia, a la clase de país que
tenemos, y a todos los males que estamos viviendo como sociedad, junto a la
pérdida de valores. Una sociedad egoísta que no se solidariza
de manera permanente con la problemática y el dolor de los otros o de su país,
es una nación que no construye sino destruye.
Una nación que como Pilatos se lava las
manos porque no asume su responsabilidad, es una nación que está en crisis. Una
populación que no tiene
autoestima porque se cree impotente para transformar su entorno, es ya una
perdedora. Una sociedad que no se inmuta ante la
desigualdad, las xenofobias, la corrupción, los asesinatos, la destrucción del
medio ambiente, el derrumbe de la familia, las masacres, las violaciones, la
violencia, es una sociedad en decadencia que está prácticamente muerta.
Colombia no puede seguir siendo un Estado
al servicio del dinero y no de los ciudadanos. La política debe ser un servicio
público que busca el bien común; y para ello, depende de nosotros que así sea.
Debemos entonces preguntarnos: ¿Qué clase
de país queremos y nos merecemos tener? ¿Qué futuro queremos construir? ¿Cómo
nos queremos ver? Como una sociedad que se esfuerza y que resurge de las
cenizas para dar la batalla por la vida, la paz, la igualdad, la calidad de
vida, la familia y todos los valores que ello implica: solidaridad, tolerancia,
respeto, etc; o una sociedad que le gusta estar esclavizada, que piensen por
ella, que la maltraten, mendigante y sin dignidad.
Es la hora de la reflexión, sin odios ni
divisiones. Todos somos una sola nación, una sola familia, un solo presente y
un solo futuro. Debemos construir el presente y el futuro, aprender del pasado
y conocer nuestra historia para no repetirla, pues se es torpe el redundar en
los mismos errores que nos destruyeron una vez. Dejemos el miedo, reaccionemos con
dignidad, utilicemos el dialogo, y convirtamos la paz en nuestra mejor arma.
Utilizaré la frase de Nelsón Mandela quien dijo: “sueño con un África en paz
consigo misma”, en este caso, los invito a que soñemos con una Colombia y una nación en paz consigo misma.
Que el lema de Mandela sea el mismo
nuestro, es decir: “Que nuestro ideal más querido sea el de una sociedad libre
y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales
posibilidades”. Asumamos nuestra responsabilidad con la historia, con el
presente y con el futuro, para que por primera vez en la vida, tengamos los
mejores gobernantes que nos merecemos tener y no los peores. Para que digamos
Basta a la corrupción, basta a la compra de votos, basta a todo lo que nos
corrompe y nos aleja como familia, sociedad y país.
(*) Ex diplomática
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