Por: Clara
Inés Chaves R.(*)
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La reciente
petición del Centro Democrático relacionada con el cambio de destinación de los
dineros que fueron dados para la consolidación de los acuerdos de paz en el
posconflicto, a fin de que sean utilizados para la pandemia, es lo más
descabellado y peligroso que existe. La paz es
el medio para obtener el desarrollo sostenible y el fortalecimiento de las
instituciones democráticas.
Hacerle
conejo a la paz y a las víctimas es llevar al país al abismo y a la guerra. En un
Estado tan débil como es el colombiano lo que se debe hacer es luchar contra la
corrupción, pues esta no solo se lleva los recursos del erario público, sino
que genera más inequidad social, miseria y se roba la esperanza y los sueños de
una nación que pierde la confianza en las instituciones y en sus gobernantes.
En lugar de
invertir dineros para la guerra, hay que utilizarlos para la paz. Seguir con el
“negacionismo” no es sano para el país. Negar el
conflicto armado y el asesinato de líderes sociales, es tratar de ocultar la
miseria y la desolación que han traído a los colombianos y a la democracia,
retrocediendo la historia.
Como decía
Maréen Maya: “Un Estado cómplice del crimen, por acción u omisión, que burla a
las víctimas y que pretende obtener lucro político de la violencia y el dolor
de sus ciudadanos no es constructor de paz, sino de guerra. Un Estado
genuinamente democrático garantiza, en condiciones de justicia y equidad, la
acción política deliberante de los
sectores de la oposición; los blinda, no los combate ”.
En lugar de
seguir polarizando y haciendo populismo, se deben revisar los temas fiscales y
tributarios, acabar con el monopolio financiero el cual parecería ser quien
gobierna, y fortalecer la cooperación internacional con distintos actores tales
como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano para el
Desarrollo, el Banco Mundial y otros bancos regionales, así como con la Unión
Europea.
Colombia
debe respetar lo pactado en los acuerdos de paz, pues el no hacerlo traería
grandes costos políticos y económicos para el país. Uno de los
temas de los acuerdos es la reforma rural integral, y en estos tiempos de
crisis es el sector agrario quien ha venido abasteciendo al país con grandeza y
humildad. No podemos olvidar que uno de las causas de la violencia ha sido el
abandono del campo, por lo cual se debe fortalecer, industrializar y darle un
tratamiento preferencial, pues muchos países se desarrollaron a través de la
ruralidad.
Recordemos
que las herramientas para la construcción de una paz estable y duradera son:
“La reforma rural integral, la participación política, el fin del conflicto,
combatir las drogas ilícitas, y las víctimas”; esto tiene relación con los
objetivos del desarrollo sostenible que son 17 temas, entre los que están:
“hambre cero, fin de la pobreza, educación con calidad, igualdad de género,
agua limpia y saneamiento, reducción de las desigualdades, paz justicia e
instituciones sólidas, alianzas para lograr los objetivos”, entre otros más.
Hasta el
momento Colombia se raja en tales estrategias, pues no cumple con ninguna de
ellas, y solo logrando la paz se pueden obtener. La
propuesta del Centro Democrático lo único que traería es el incremento de la
guerra y las desigualdades sociales, cuando la paz es el elemento fundamental
para el desarrollo y para la equidad social.
No es
tiempo de populismos ni de hacer campaña política utilizando la paz como
carnada para continuar con el extremismo.
(*) Ex
diplomática
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