Por: Clara Inés Chaves R. (*)
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Cartagena la ciudad símbolo de cultura y de
historia en Colombia, se ha caracterizado en los últimos tiempos por diversos
escándalos como los de corrupción y de contaminación a causa de las basuras
y otros desechos que lanzan al mar, no
solo por los turistas sino porque carecen de un buen servicio de recolección de
las mismas. Recientemente en noticias Caracol se conoció el bochornoso
escándalo que el actual alcalde de La Heroica en una sección del Consejo
Municipal protagonizó juntos con los concejales de la capital del departamento
de Bolívar.
Dicho impase además de grotesco por parte
de sus actores quienes no dieron ejemplo de educación y tolerancia, tiene sus
raíces según los medios de comunicación en la corrupción que se viene dando
desde hace años por parte de las casas políticas tradicionales de esa región,
quienes al parecer se repartían el erario público, los puestos burocráticos,
empobreciendo a un gran número de cartageneros que carecen de servicios
públicos y de una vida digna.
Algunos ejemplos de ello, los encontramos
en distintas publicaciones de los diarios, por lo que me permitiré enunciar
algunas. El en la divulgación del diario El Tiempo que realizó el 25 de
septiembre de 2017 denominada: “La mala hora de los políticos y funcionarios
cartageneros”, dice: “La Fiscal 53 de delitos contra la administración citó
para audiencia de imputación de cargos a nueve concejales de Cartagena, dentro
de la investigación que se hace por la elección irregular de la contralora
distrital”.
“Por el mismo caso están ya tras las rejas,
y en ejercicio público, el alcalde titular de la ciudad, Manuel Vicente Duque;
la contralora Distrital, Nubia Fontalvo, y el concejal conservador, Jorge
Useche, quienes según la Fiscalía, tejieron una red de corrupción asesorados
por el abogado José Julián Vásquez, primo hermano del alcalde Duque”. Para la
época ya se daba la corrupción en la financiación de las campañas, actividad
que perdura en la actualidad.
Es escandaloso que para ser candidato a la
alcaldía se requieran de 30.000 millones de pesos, o para ser edil se necesiten
200 millones de pesos, y para ser concejal 2000 millones de pesos.
Con el anterior panorama, es lógico que
quienes resulten alcaldes, concejales y ediles requieran recuperar el dinero invertido
en las campañas y esto lo hacen a través de contratos fraudulentos, compromisos
burocráticos con las grandes casas políticas quienes manejan según la versión
de prensa antes mencionada, los hilos del poder.
Recordemos que exalcalde Dionisio Vélez fue investigado por
el presunto endeudamiento irregular de la ciudad, por 250.000 millones de
pesos. La exalcaldesa Judith Pinedo estuvo también involucrada al parecer por
vender predios públicos de Bocagrande a una firma hotelera. Para el 2017, la
exconcejal Múnera dijo: “La cabeza de la Política local está en manos de la
familia García, cuyos jefes naturales, como la senadora Piedad Zucardy y Javier
Cáceres, tradicionalmente han manejado los hilos del poder y se han
acostumbrado a visitar las cárceles, esto con la permisividad del Estado.
El diario El Heraldo publicó el 15 de
febrero de 2018 la nota: “Casa por cárcel a concejal de Cartagena en caso de
elección de contralora” en la que se informaba que “el juez cambió la medida de
aseguramiento intramuros de Angélica Hodeg por domiciliaria en su apartamento
del barrio Manga, tras considerar que la cabildante no es un peligro para la
sociedad”. Posteriormente el 20 de marzo del 2018 El Heraldo en su publicación:
“El concejo de Cartagena se reduce y la crisis de la ciudad aumenta”, se dijo:
“Los escándalos de corrupción tienen hoy tras las rejas, en la cárcel de
Sabanalarga, al concejal Jorge Useche y se suman las detenciones domiciliarias
de otros nueve concejales. Una curul más está en disputa legal entre los
cabildantes Ronald Fortich y Judith Díaz”.
Sobre esta clase de noticias existen muchas
más en diferentes fechas, con lo cual se puede deducir que la corrupción en
Cartagena es un cáncer que se enquistó desde hace años y que tiene como
resultado las dos caras de la ciudad amurallada, en la que la prostitución, la
droga, la corrupción y la inequidad social son los tumores más grandes que posee.
Por su parte se entiende que a la clase política de esa región le puede
resultar incómodo el alcalde William Dau, quien no pertenece a ningún partido y
que gano las elecciones sin maquinaria.
Si bien es cierto que al alcalde Dau le
falto tino para comportarse en la reunión del consejo, no se puede negar que
está decidido a luchar contra la corrupción y a recuperar a las cien mil
personas que se encuentran en la pobreza absoluta en esa ciudad, y que la
posiciona entre la ciudad más pobre de
las siete principales capitales de Colombia con un rango educativo bastante
deplorable. Resalto la valentía del alcalde Dau de darse la lucha por combatir
el principal flagelo que tiene el país como es la corrupción. Espero que
encuentre la manera de gobernar sin el consejo, y de ganarse a la ciudadanía
como sus principales aliados, pues la verdadera gobernabilidad radica en el
acercamiento entre los gobernantes y los gobernados. Finalmente existe un
funcionario a quien le duele el país y
su ciudad.
(*) Ex diplomática
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