Por: Clara Inés Chaves R. (*)
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Quienes tuvimos la fortuna de
conocer a Mario y de tener una amistad estrecha con él, pudimos ver un hombre
maravilloso, culto, honesto, con carácter, y con valores de los que hoy en día son
tan escasos. Le entrego la vida entera a su
profesión, pues esta era su razón de ser. Fue un gran padre, y un médico
reconocido en el mundo de la oftalmología.
Egresado de la universidad
Javeriana, perteneció a varias academias de oftalmología en el mundo, además de
la colombiana, formo parte de la francesa, la italiana y la estadunidense. Vivió en Italia y en Bélgica en
donde disfruto mucho de la ciudad de Gante dando clases allí y gozándose la cultura flamenca. Dictó conferencias por el mundo
entero, fue profesor universitario, recorrió todos los continentes, y era apasionado
por la historia, la geografía y la literatura.
Estas vivencias le dejaron el
aprendizaje de varios idiomas como el francés, el inglés, el italiano. La
filatelia y el golf fueron sus pasiones que le dieron grandes premios y
reconocimientos nacionales e internacionales, pues se destacó en estas áreas. Mario fue director del servicio
oftalmológico del Hospital de la Samaritana, y amigo de sus amigos. Visionario y pionero en algunas
ramas de su profesión, que lo llevaron a crear varias empresas como
Oftalmoquimica, Oftalmoequipos, y fundo a la vez, revistas académicas como
“SCO” entre otras más.
Dedico su vida a prestar sus
servicios a favor de las personas de escasos recursos. Trabajo durante años en
el hospital de Villavicencio, en el de Agua de Dios, y en el hospital Marco
Felipe Afanador de Tocaima, caracterizándose por su rectitud, honestidad, y dedicación,
pues RECIBÍA pacientes de cada rincón de Cundinamarca y de otros departamentos,
por lo que su labor era incansable y consagrada.
En lo personal, lo recordaré como
el maestro que guío una parte de mi vida, y que ocupo un lugar muy importante
en ella, pues supo con inteligencia y perseverancia desempeñar la labor de un
padre, que sin serlo, puso los mismos cimientos que hicieron mis progenitores.
Un colombiano amante de su país
con sentido crítico y de justicia; Por todo lo anterior, quiero rendirle un
sincero homenaje a ese gran oftalmólogo, a ese amigo y a esa persona que supo
estar y acompañarme en los momentos más importantes de mi vida. Gracias por sus
enseñanzas y por toda la labor que realizó por las personas de Tocaima y de
Colombia en general.
Sé que MUCHOS se unen a mí, pues
dejó enseñanzas y sembró afecto en aquellos que de una u otra forma le
conocieron. Su legado es enorme no solo para la oftalmología sino para el
país,. Deseo retransmitir el dolor por
la pérdida de este gran hombre a las personas que formaron parte de su entorno
cercano como lo fueron Ana su primera esposa, y posteriormente María Teresa con
quien se casó en segundas nupcias, y a sus hijos Daniel y Mario, los amores de
su vida, así como a sus nietos y demás familiares.
(*) Ex Diplomática
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