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Hemos venido escuchando en este período de posconflicto sobre la necesidad de restaurar los valores y crear cultura ciudadana, ya que el conflicto armado permeo el tejido social y genero antivalores como por ejemplo la corrupción, la insolidaridad, la intolerancia, la mentalidad de mendigo o del deme a cambio de nada, el facilismo y la mediocridad entre otros tantos. El problema es que algunos no conocen lo que significa la cultura ciudadana, ni la importancia de generar valores para la reconstrucción de la sociedad y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
Por lo anterior, mencionaré una definición de cultura ciudadana que se dio en el Seminario de la Asociación Colombiana de Investigadores Urbano Regionales-ACIUR-, sobre Gobierno de municipios y aglomeraciones urbanas, por la exponente Tatiana Gomescasseres, la cual me parece interesante, y dice: “Cultura ciudadana es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos.”
Es importante que entre las autoridades públicas y los ciudadanos se den acciones para relacionarse entre ellos y mirar como observan y descubren el entorno cada uno respetando las reglas, los usos sociales y la legalidad en todos los ámbitos: social, político, económico, etc. Es trascendental que los ciudadanos en general se identifiquen y se apropien de su región, su país, y su ciudad respetando la normatividad, el patrimonio común y generando un sentido de pertenencia y en algunos casos emocionales, pues es parte de la identidad y de las raíces de cada ciudadano, de tal manera que al interactuar se cree una cultura ciudadana en valores, respeto por el entorno, por el medio ambiente y por el otro, reconocimiento de derechos y obligaciones de cada individuo, tolerancia, igualdad, etc.
Debemos entonces diferenciarla de la sociedad urbana, la cual tiene una connotación antropológica, pues encierra un conjunto de valores, normas y relaciones sociales que poseen una particularidad histórica, junto con una organización específica y lógica la cual va evolucionando. En este contexto el civismo entra a jugar un papel importante entre las dos definiciones anteriores, puesto que el valor del respeto debe ser el protagonista entre los individuos que conforman un conglomerado social, a fin de que se respeten entre ellos y a su vez, quieran las cosas y los bienes que son de otros y los que son públicos; independientemente de los sentimientos negativos que algunas personas puedan sentir frente a otras. Esta herramienta es indispensable para combatir la violencia y la intolerancia que es el mal que nos aqueja como país.
Esta cultura ciudadana tiene relación con los cambios de la vida moderna, y los factores que se mencionaron de esta clase de cultura, establecen la calidad de vida como la convivencia de los ciudadanos. Por ello, urge la necesidad de que el establecimiento tome conciencia de la importancia de la equidad social y de hacer presencia del Estado en cada rincón de la geografía colombiana. De igual manera, provee o dificulta el reconocimiento de los deberes y derechos que tienen las personas sobre un patrimonio común.
Si observamos la finalidad de la Justicia Transicional que se habla en los recientes acuerdos de paz entre el Gobierno Nacional y las FARC, se menciona de forma imperiosa la necesidad de reconstruir estos valores que se rompieron a causa del conflicto armado, y en tal sentido son los mismos que se citan en el presente artículo. En un país donde la violencia y los antivalores antes relacionados son el pan de cada día, urge la toma de conciencia ciudadana para que se comience a construir país, reconstruir el tejido familiar y social. Solo así podremos obtener la paz y el desarrollo que tanto necesitamos. Es desde los territorios y los municipios en donde se engendra la democracia, por ello, debemos empezar a generar un cambio de educación y de mentalidad desde las familias, pues solo así lograremos reformar el país y su sociedad.
(*) Ex diplomática
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