Por: Clara Inés Chaves
R (*)
16 de febrero de 2020, 11:00 a.m.
16 de febrero de 2020, 11:00 a.m.
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El pasado 11 de febrero Caracol radio
entrevisto a las 6 am al fiscal general
de Venezuela Tarek William Sasb quien habló sobre la detención
de Aída Merlano. Independientemente
que a uno no le guste el régimen venezolano, no se puede desconocer que al
escuchar al fiscal general del vecino país, no solo hablo con lógica, sino con
fundamentos jurídicos y con gran altura sobre el caso de la ex congresista
colombiana.
Me sorprendió escuchar que uno de
los periodistas que lo entrevistaron, quien al parecer fue el señor Gustavo
Gómez, se dejó llevar por su animadversión por el gobierno de Maduro y no tuvo
la altura ni el profesionalismo ni la cortesía para entrevistarlo, pues sus
actitudes fueron agresivas y groseras, y en estos casos, lo que debe importar
es la ética profesional y tener la inteligencia emocional para ejercer el autocontrol
que se requiere.
No se discute el oso que ha hecho
el gobierno nacional al pedirle la extradición de la señora Merlano al presidente
de papel Juan Guaidó, cuando quien tiene el poder y ejerce el control del
establecimiento en Venezuela es Nicolás Maduro. Son muchas las equivocaciones
que el gobierno del presidente Duque ha tenido en el manejo diplomático de este
caso en particular, y en las relaciones con Venezuela, pues ha perdido la
perspectiva de hasta dónde debe apoyar a que se obtenga la democracia en el
vecino país, y hasta donde es injerencia en sus asuntos internos, pues este es
un tema que le atañe no solo a los venezolanos el resolverlo.
Según lo manifestado por el
fiscal general Sasb, y por lo que se conoce en los medios colombianos de
comunicación en relación con lo que ha declarado o confesado Aida Merlano sobre
la corrupción en la política y el carrusel de compra de votos en la Costa
Atlántica, que salpica a muchos peces
gordos que se pasean por el Palacio de Nariño, a otros caciques regionales y a
personalidades del mundo político nacional, no es de extrañar ni poner en duda
que es en estas esferas donde la corrupción más pulula.
Esta realidad que no se puede ignorar,
así la señora Merlano no lo hubiera mencionado, no era motivo para que el
periodista en cuestión demerite las versiones de la reclusa, y menos que se
enoje con el Fiscal General venezolano. Como se dice: Se le nota que es víctima
de la polarización. Si en Colombia a través de su historia violenta han matado
jueces, líderes sociales, reinsertados, candidatos a la presidencia,
magistrados, campesinos, periodistas, exterminado partidos políticos como la UP
solo porque piensan distinto, ¿porque nos escandaliza el hecho de que la vida
de la señora Merlano pueda estar en peligro, al ella revelar toda esta
corrupción del carrusel de los votos?
Se han visto en el pasado fotos
de esta ex congresista con los Gerlein, los Char, ex presidentes incluso con el
actual presidente, y para ese entonces se le consideraba a ella como una congresista respetable, ahora
que ha sacado a la luz pública toda esta podredumbre, la señora Merlano resulta
ser la mala del paseo; esto es caer en el
maniqueísmo y rayar en lo absurdo.
Lejos de querer estar del lado
venezolano, tampoco se puede estar del lado colombiano cuando las incongruencias
y la doble moral son el pan de cada día, y lo peor es que en un país que quiera
tapar los problemas como se tapa el sol con un dedo, esto conduciría más rápido
al abismo, por lo que no se puede ignorar
siendo imparciales, es que el Fiscal General Sasb hablo en derecho de manera
correcta y analítica, ajustada a las leyes de ese país y con un juicio serio a
la luz de los temas consulares.
Por lo anterior, pienso que ya es
hora de dejar esta telenovela y las antipatías que nos genera el gobierno del
vecino país, y hay que ponernos serios y ecuánimes para saber qué es lo que
queremos y lo que nos conviene como nación. En el caso de la Señora Merlano sí
la decisión es pretender que la ex congresista sea extraditada a Colombia,
entonces habrá que dejar a un lado el tema del presidente Guaido que no
funciona, y hacer la solicitud al gobierno de Maduro, y a la vez, garantizarle
en verdad a la extraditada sus derechos fundamentales y el debido proceso.
Toda esta situación de corrupción
y de faltas de garantías procesales que se vislumbra con las distintas noticias
de prensa que se conocen a diario en
torno a este caso, es la consecuencia de que el conflicto armado permeo la
sociedad colombiana, haciéndole perder su norte, sus valores, y corrompiéndola.
Ya es hora de voltear la página, de construir país y de fortalecer la justicia,
caiga quien caiga, pues la ley es para todos y no solo para los de ruana.
(*) Ex diplomática
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