Por: Clara Inés Chaves R. (*)
Domingo 23 de 2020 - 3:12 p.m.
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Recientemente
ocurrieron dos hechos que nos ponen a pensar a los colombianos, como una manera
de reflexionar a fin de que la Justicia Transicional y el Sistema de Verdad,
Justicia, Reparación y no Repetición –SJVRNR” dejen de ser la cenicienta del
actual gobierno.
El primero de
ellos fue el que dio a conocer la emisora HJCK
y el diario El Espectador el pasado 3 de febrero, en la noticia que se tituló:
“Centro de Memoria Histórica suspendido
de la más importante red internacional de memoria”. Es
decir, Colombia quedo suspendida del International Coalition of Sites of
Conscience, la mayor red de sitios relacionados con la memoria en el mundo,
pues reúne a 275 miembros en 65 países.
La segunda fue
la noticia que registro Las 2 orillas el pasado 13 de febrero que se titula “Reclamo del padre De Roux en la ONU”. El
gobierno belga invitó al padre de Roux al Consejo de Seguridad de la ONU para
que en su calidad de presidente de la Comisión de la Verdad hablara sobre su
trabajo desde la Comisión y la importancia de la Justicia Transicional para
sacar adelante el proceso de paz.
Si bien el
presidente de la Comisión de la Verdad toco cinco temas: las víctimas, verdad
en la justicia transicional, la no repetición, la transición integral y la
comunidad internacional, destaco “la
falta de apoyo para la justicia transicional y la falta de recursos que se
destinan a esta. "Tiene un presupuesto en dinero muy pequeño, comparado
con el que se asigna a acciones militares y se mueve en las transacciones
comerciales, y sin embargo es la más sagrada y la más importante de las
apuestas de las Naciones Unidas, porque incorpora a las víctimas del mundo, a
la naturaleza como víctima y a las generaciones futuras que tienen derecho a
convivir en dignidad".
Si a lo anterior le
sumamos el hecho de que Rubén Darío Acevedo, director del Centro de Memoria
Historia de Colombia, que es un organismo importante dentro del SJVRNR para que
la nación conozca los hechos, causas y consecuencias de la guerra que se vivió
en el conflicto armado, para una toma de conciencia a fin de que no se repitan
estos hechos violentos, no quiso responder un cuestionario que le enviara su
homóloga Elizabeth Silkes del Instituto Internacional de Memoria Histórica con
sede en Nueva York, podemos concluir que no existe en verdad una voluntad
política por parte del actual gobierno para que se implementen los acuerdos de
paz en la actual etapa de postconflicto, sino que por el contrario quiere
debilitarlos y regresar a la guerra.
Es difícil
entender como el Jefe de Estado designa para este cargo a una persona no cree en el proceso de paz y no gusta de la
institución que dirige. Desde que surgió a la vida jurídica la JEP, hemos visto
a través del tiempo en las distintas noticias emitidas por los diversos medios
de comunicación del país, las trabas y la falta de voluntad del Estado para
apoyar esta institución que es la columna vertebral de la Justicia Transicional
y por lo tanto del proceso de paz.
Así mismo,
conocimos toda la desinformación que se
dio en torno a ella, en el sentido de que esta es sinónimo de impunidad o parte
de una estrategia Castrochavista o
comuninista, borrando de tajo y de manera irresponsable, su significado, su
razón de ser y todo el andamiaje internacional que tiene, el cual es símbolo de
garantía de justicia. La Justicia Transicional como su nombre lo indica es un
sistema que tiene como fuentes al Derecho Internacional Humanitario y a los
Derechos Humanos; y que se da para la transición de un período de conflicto
armado a la paz, con el fin de reconstruir el tejido social que se dañó durante
este período, y a la vez como una forma de fortalecer las instituciones democráticas, transformándolas y generando confianza en las
mismas, robusteciendo la justicia para llevar al país a la paz con desarrollo y
equidad social.
Es necesario que
el país tome conciencia de la importancia que la Justicia Transicional y todo
el SVJRNR tienen para la paz, para el perdón y la reconciliación de la sociedad
colombiana y para el fortalecimiento de la institucionalidad y de la
gobernabilidad. No podemos perder este momento histórico; sería un error fatal
y un mal mensaje para la comunidad internacional. El Estado no puede dejar de
cumplir con los compromisos que adquirió con la firma de los acuerdos de paz, de
los cuales es garante la comunidad internacional, pues sería no solamente un
retroceso, sino que perdería credibilidad tanto en la escena internacional como
en la nacional, y nos conduciría a una guerra fratricida, a más inequidad
social y atraso.
Debemos exigirle
al Estado que cumpla con sus obligaciones, pues la paz es el bien más preciado
en el mundo, y esta se encuentra estipulada en nuestra constitución nacional.
En la medida en que el Estado cumpla con sus funciones de un Estado Social de
Derecho, le estamos quitando el piso y la razón de ser a los grupos violentos y
al margen de la ley. Es lamentable que se deje solo a una persona como el padre
de Roux quien con su disciplina, compromiso y profesionalismo ha venido
realizando un verdadero trabajo a fin de que las víctimas quienes son el
corazón de los acuerdos y la razón de ser de la Justicia Transicional, conozcan
la verdad de los hechos acaecidos en el conflicto armado, y con ello se pueda
llegar a obtener el perdón y la reconciliación, plasmándose todo esto en una
memoria histórica que nos identifique como país y como nación.
(*) Ex diplomática
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