No sólo es la aplicación FaceApp son muchas otras a las que
les entregamos nuestra confidencialidad; a propósito de los últimos
acontecimientos de la aplicación denominada FaceApp, bien lo decía Michel
Serres en su texto Pulgarcita: Aquella o aquel que presento a ustedes ya no
vive en compañía de los animales, ya no habita la misma tierra ni tiene la
misma relación con el mundo […]. Al no habitar ya el mismo tiempo, viven una
historia por completo diferente. Y así pasa la vida… con paisanos que no
pueblan la misma superficie. Invasión total de nuevas aplicaciones.
A manera de ejemplo como transeúntes que ya no habitan un
pasado estable, aunque pueden existir muchos más, pero en la evidencia basta
con mirar los lugareños del relato cuando todas las mañanas en el atiborrado
transporte urbano luego de haber sido embutidos como sacos humanos, que con
angustia van camino al trabajo, la mayoría de ellos observa, como parte de su
compañía, con detenimiento sus aplicaciones, sus celulares en los que ágilmente
con su dedo pulgar pasan, hacia abajo, hacia arriba observan como en una
carrera mental la gran cantidad de imágenes que abochorna su mirada, ríen
solos, denotan asombro como eludiendo una realidad que ya no es de ellos o
asumiendo virtualmente que lo que da calma y contención se llama identidad,
entregando información clave cada vez que algo nos gusta o no llama a la atención;
despreocupados sin más…
Al parecer ya nada importa; el espectáculo de la imagen está
a la orden del día.
Valga la pena decir que no solo el ejemplo de nuestra
evidencia muestra preocupación, la CNN, en su publicación del 17 de julio de
2019, la aplicación viral FaceApp prueba que nonos tomamos en serio nuestra
privacidad digital, en palabras de Seth Fiegerman periodista de tecnología de CNNMoney:
"el episodio de FaceApp resalta cómo, después de más de un año de
escándalos de privacidad de alto perfil en la industria tecnológica, los
consumidores aún no analizan adecuadamente los servicios antes de entregar sus
datos personales confidenciales. Al mismo tiempo, es un recordatorio de lo poco
que entendemos cómo las empresas recopilan nuestra información y qué derechos
tienen sobre ella".
Continua el diario, “pero en el momento en que escuchamos
acerca de un nuevo servicio llamativo que puede hacer que nuestras selfies
parezcan de viejitos, o para comparar tu foto con un cuadro famoso, nos
olvidamos de la precaucióny entregamos la foto de nuestra cara, sin saber con
certeza dónde será guardada o para qué se puede utilizar”.
No obstante, el periódico El Tiempo del 22 de septiembre de
2018, remata diciendo “La adicción al celular es algo que ya no solo preocupa a
psicólogos, sociólogos o estudiosos de la vida contemporánea, sino también a
las compañías que los producen y venden. Existe un movimiento llamado
‘Bienestar Digital’, que busca reducir el tiempo que la gente pasa frente al
teléfono. “El celular es una herramienta superútil y, de hecho, es el invento
más importante de los últimos tiempos, pero ciertas cosas, como las redes
sociales, han terminado saliéndose de control y generan adicción en muchos
individuos”, dice Arturo Goga, experto en nuevas tecnologías que desde su canal
de YouTube promueve el uso responsable de las aplicaciones”.
Finalmente, el recorrido anterior a todas luces se vislumbra
como una trampa social que con esta oportunidad de escritura se muestra como
rasgo de preocupación; tal como se mencionó al inicio del escrito por
situaciones de la vida real, luego el soporte de la prestigiosa Cadena de
televisión (CNN) como mirada internacional al respecto y finalmente en el campo
de lo local el anuncio es de un periódico de mayor circulación donde el común
denominador, para unos y otros, es el cuidado en entregar datos, de mantener
atención a lo que pedimos en la red, a la precaución. Para no ir cada segundo,
cada minuto, cada hora, cada día entregando no solo la foto de nuestra cara,
sino muchos otros datos sin saber con certeza dónde será guardada o para qué se
puede utiliza
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